La vieja escuela

Os presentamos nuestro último trabajo: "La vieja escuela", disponible para descargar desde aquí y para escuchar on-line en las principales plataformas.

Con las colaboraciones de Bode y Pajarillo (Porretas) y Lülü.






Miradas desde los tejados (2006).

Miradas desde los tejados

Madrid

Abandoné la bella Easo,
cambié sus aguas por tu asfalto,
apunté
sus historias en papel.

Nunca quise dejar atrás
la fina lluvia de San Sebastián
y grabé
mis recuerdos con cincel.

Ahora sabes que era un niño
encontrando su camino.
No me encuentro menos perdido
pero, al menos, tengo un sitio
donde celebrar mis penas,
donde ahogar las alegrías,
donde brindar por los fracasos,
donde aprender noche y día.

Y vuelvo a escuchar
esta urbe agitada.
A penas distingo el tono
de sus nanas.
Cárcel, laberinto,
engañosa celada,
pasear por tus calles,
Madrid.

Contaminación,
vestido raído que me enamoró.
Mi perdición.
noches cargadas de amor y de alcohol.
Mudo estupor,
súbito anhelo que tu alma mató.
Juego traidor,
circo ambulante.

Ahora sabes que era un niño
encontrando su camino.
No me encuentro menos perdido
pero, al menos, tengo un sitio
donde remendar callado,
donde acabar con los reproches,
donde cantar en los tejados,
donde olvidar día y noche.

Manadas de lobos

Ya viene el alguacil
a sacar las ovejas del redil
para llevarlas al matadero
y ocupar los minutos del jifero.

Mi destino mancha un mandil
que engrasa tus cuentas doradas.
Yo te sirvo siempre un festín
de mis entrañas servidas, al gusto, saladas.

Tú te las comes
a dos carrillos
mientras te pones
cien mil anillos.
Robar chupetes
desde la infancia,
los lloriqueos
te hacían gracia.
Siempre el dueño
acostumbrado a ser el amo.
Muchos buitres
que me tienen maniatado.
Soy tu presa,
tus billetes me hacen daño.
Siempre huyendo,
manadas de lobos siguiendo mi rastro.

El corral vestiste de oro.
De cordero creímos verte aparecer.
Confiados cerramos los ojos.
Colmillos guardabas debajo tu piel.

La lana de nuestros lomos
venderán los esclavos de un gran almacén
para ver
nadando al lobo en billetes de a cien.

Esperanza sin papeles

Han saltado los puntos de la herida de mi corazón,
a Julieta Romeo se le cayó del balcón.
En lupanares malditos acallo mi soledad,
pero al salir ella me grita aún más.

Sin papeles la esperanza llega a esta gran ciudad,
la deniegan el permiso: "Ya te puedes largar".
Cuando pienso que todo no puede ir tan mal
me echan del trabajo, dicen que por vaguear.

Vaya hostia que me dí:
resbalé en un sentimiento
cuando di la vuelta y me alejé de ti.
Hundido en un barril
de cerveza y mal aliento
no encontraba asidero para poder salir.

Ayer ví a tu corazón asomando en el balcón,
tu sentada en el sillón llorabas sin razón.
Con la cal de tu pared un mensaje ví en tu piel,
destrozado me quedé con locura yo te amé.

Laberintos de papel

Destino que me matas,
paso a paso, busco una sonrisa
que me lleve hasta tu cama
que me ayude a pasar bien el día.
Olvidando aquellas noches frías,
donde mi alma moría,
me acerco hasta tu casa,
luego despierto vi que no estabas.

Mil caminos
me llevan a tu piel.
Siempre busco lo mismo:
Laberintos de papel.
Miles de recuerdos
despiertan a la vez
susurrando al oído:
Laberintos de papel.

Entre litros de cerveza
las noches van pasando
manteniendo la esperanza
de conseguir lo que voy buscando.
A sabiendas que la herida
de mi pecho no cerraba,
arranqué de mi diario las hojas
llenas de horas perdidas.

Entre laberintos de papel
dando vueltas busco el camino
del que me hiciste bandido.
Por más que le busco sentido,
perdí el rumbo y sólo sigo su voz.

Rosa sin espinas

Oigo tu nombre sin saber
cual es la salida.
A veces fuego, a veces miel,
rosa sin espinas.
Hoy ha cambiado tu querer
y yo sin noticias,
esperando un nuevo amanecer
en tu alma vacía. Y yo...

rescatando una caricia en un adiós,
atrapando una sonrisa en un rincón,
deshojando entre tus labios el temor
a vender hasta la camisa por tu amor.

Lamo el veneno de tu piel,
tu sonrisa hendida,
saben a mar, también a hiel,
a tantas otras vidas,
a todo lo que yo soñé
en camas vacías
donde bordabas tu papel
de princesa herida. Y yo...

Salgo a la calle del ayer,
busco una sonrisa.
Sólo retazos de tu piel
hayo en cada esquina,
ni un solo trazo de tu ser,
ni una sola espina
de aquella rosa que planté
junto a tu mejilla. Y yo...

¿Dónde fuiste primavera?

Hola amiga, cuanto tiempo
hace que ya no nos vemos.
Han pasado tantas cosas
que parecen mil inviernos.

Me ha contado un enanito
que encontraste tu camino;
está claro, no era el mío,
sino que este es muy distinto.

¿Te acuerdas de cuando nos citamos en la luna?
Buscamos el charquito donde naufragan las dudas.
Perdimos la ropa en el monte del olvido.
Con las pupilas rojas nos quedábamos dormidos.

Bueno, cuéntame que ha sido
de tu rabia y tus amigos.
Ya no te veo por la calle
ni escucho tus ladridos.

Yo ya ves estoy tranquilo.
Sigo buscando el camino
que me saque de este invierno
sin las flores y con frío.

¿Cuándo fue tu última lucha?
¿Cuándo apagaste las luces
que iluminaban la luna
cuando vivíamos la noche?

Ya no espero en la cuneta
a que llegues con la primavera.
Ya está llena mi maleta
de alegrías y de penas.

Miradas desde los tejados

Hola, soy Raspa, mírame:
Gato pardo de la Florida,
el tejado mi cuartel.
Vivo en el último rincón,
enfrente de un burdel,
barrio loco, lleno de heridas.
Sueño con el día aquel
en que crucé la avenida,
loco sueño, ya lo sé.

A un barrio mejor
yo me quiero mudar,
conocer a esa siamesa
que ví al otro lao.
Sin miedo al correr,
sin sangre de segunda piel.
No esquivar las piedras.
Querer y no poder.

Hubo un día que una vieja
una caja volcó,
quedé solo y sin comida.
La vida me busqué,
arañazos en mi piel
me enseñaron que es la vida.
Ahora soy el rey,
aquí impuse yo mi ley,
sobreviví a esta locura.

Pero un día yo la ví:
Ojos negros, piel canela,
el pelo bien peinao,
dueños ricos a su vera.
Un guiño me hizo a mí,
yo la quise a morir,
ojos fijos en su pelo,
perdido me sentí.

Un día en el callejón
no se oye ni toser:
Funeral de almas perdidas,
luto por el rey.
Y es que un coche atropelló
a un gato en el arcén.
Aún se ven las frenadas.
Un salto le faltó.

Sus sueños quiso ver,
el amor le hizo arder:
Ojos negros, piel canela
que le hicieron perder

Naufragios en el cielo

Vestida siempre de naufragios para mí,
de mil flores de colores, de mil rosas sin salir.
Vestida siempre de una historia sin vivir,
de mil trenes sin salida, sin principio, sólo fin.
Yo voy llorando a tu lado sin salir
de mi fragua de Vulcano, de mil noches sin dormir...

Tú vas cosiendo mentiras entre nubes de cristal,
restan sólo los jirones de un corazón de metal.
Tan sólo queda en tu vida, muerta antes de despertar,
el recuerdo de una historia sin principio ni final.

Viviendo siempre justo al cabo de tu voz,
al principio de tus sombras, al final de tu calor.
Viviendo siempre entre el gozo y el dolor,
Entre lo que llaman vida y lo que tú llamaste amor.
Yo voy llorando a tu lado sin salir
de mi fragua de Vulcano, de mil noches sin dormir...

Carta de despedida

La verdad,
nunca supe cantar a tu ventana,
convertir sentimientos en palabras,
inventar palacios, casas encantadas.

Nunca supe
soltar frases inspiradas,
ser el centro de todas las miradas,
guiñarte el ojo con cara descarada.

Siempre quise
ser el héroe de la historia,
marcarme a fuego en tu memoria,
que fueras mía en toda tu gloria.

Pero aquí estamos:
No nos queda más que vivir,
luchar al día por sobrevivir,
ni buenos ni malos a los que batir.

Me vi jugar
un partido marcado por la verdad.
Vi un hueco para poder entrar,
muchos porteros hay que superar.

En nuestros ojos
esas miradas doloridas
ya no buscan razón, sólo salidas,
huir del miedo a otra despedida.

Ese día que te vi marchar
te eché de mi lado pa poder volar.
Mucha gente para planear
pero mis alas de cera empiezan a fallar.

Romper cemento con cristal

El camino que avanza y vuelve sobre si.
La niña que tiñe la luna de añil.
A la luna besar y hacerla sonrojar.
Un duende amaestrar, al cierzo domar.
Un sátiro bueno, un gato con seis pies,
reflejo sin luz, un paje sin su rey,
justicia sin ley, el arado sin buey.

Moldear las olas, poderlas pinar,
es como romper cemento con cristal.
Tapar la alcahueta con un antifaz,
cerrarle la boca y hacerla callar.

Da brincos la anciana que vuelve a jugar
enhebrando agujas en el huracán.
Dormido el sereno, a la muerte matar.
Dividir por cero cualquier cantidad.
Cataratas que suben en vez de bajar.
Ciudades vacías, bosques sin talar,
la loma sin cumbre, el corcho que se hunde.

Cárceles sin rejas, abrir el penal
es como romper cemento con cristal.
Un ciego encontró la aguja en el pajar,
un sordo escuchó a las musas llorar.

Y escucho en el bosque
el aroma del mar.
El sol, que es de noche,
ya vuelve a brillar.
Un cuento de locos,
de nunca acabar.
Si alguien te pregunta
no le digas na
¡Ssssssshhh!
¡NO LE DIGAS NA!

El mundo saciado y sin enfermedad
es como romper cemento con cristal.
La lluvia que seca en vez de mojar.
Bancos arruinados, ríos sin caudal.

Un caballo que pasta en un barrizal.
Un calvo que se peina con un delantal.
La bala se enfada y sale por detrás.
El sapo y la corza que quieren volar.

Tejedor de sueños

En el rincón más oscuro del telar del tejedor de sueños
olvidado en el fondo queda uno aún sin dueño.
Se acabó el hilo dorado del que el resto están hechos.
Así quedó de lado medio lleno, medio entero.

Los demás no se le acercan, no tiene brazo izquierdo.
Y ese sueño ilusionado poco a poco va muriendo.
La sonrisa de su cara la perdió en algún intento
de salir del fondo oscuro del baúl de los recuerdos.

No le mires a la cara un ratón le está mordiendo,
pesadilla alocada parece se está volviendo.
Si lo encuentras a tu lado ten cuidado con su aliento.
Tiene al odio enamorado, ya no quiere ser un sueño.